miércoles, 30 de mayo de 2012

EL SUEÑO DE LA RAZON



...PRODUCE MONSTRUOS




Ese día, llego a mis manos una especie de bloc, con anillas cilíndricas, tapas duras y laminas robustas. Lo tuve en las manos, sin ningún animo de investigar en sus adentros, tan solo contemplando la portada en la que aparecía uno de los famosos tapices del maestro Francisco de Goya. 





Así, en la misma posición, me mantuve como ausente durante largo tiempo. Después comencé a ojear las láminas interiores, pensando en ese pintor de palacio que no era precisamente santo de mi devoción.

Para mi sorpresa, pasados unos segundos me encontré sumergido en las profundidades de la época, con los ojos abiertos a los misterios del siglo de las Luces, observando a un lado, a los ilustrados en la defensa de la razón como vehiculo para la liberación del mundo, y como no, al otro lado aparecía el clero y  la inquisición esparciendo las cenizas del miedo y la oscuridad.





En realidad, no me encontraba tan alejado de mi sueño, si el tiempo y el espacio no fueran más que una invención para mantener la cordura en un mundo que se escapa a la compresión de los mortales, podría ser yo quien aparecía soñando en ese particular capricho de Goya titulado, “El sueño de la razón produce monstruos”.

 Dicho sea de paso no eran caprichos sino sueños ilustrados de un pintor de Corte que se estaba enfrentando a la verdad del pintor creador. Me quede largo tiempo observando la lamina, embelesado ante la magnifica representación  que veían mis ojos y siendo el protagonista que sueña como quedarse en la luz en un mundo lleno de tinieblas.





Esta tuvo que ser la verdadera portada del libro, y que no lo fue, en mi opinion,  por la traición de la razón y de la lógica, que menospreciaron el sueño del proceso creativo tan ajeno a la razón como incontrolable. 

Para los ilustrados, eso no podía ser, la contradicción no podía existir, la lucha por unos ideales razonables y lógicos era más importante que la visión de sueños inconscientes. Así que la portada se cambio, un retrato de Goya, mostrando su poderío intelectual y un tanto clasista a mí entender, pasó a encabezar el libro. 







Sin duda era más correcto para los ilustrados mostrar caprichos del artista, que sueños, por la sencilla razón de que por aquel entonces no conocían las ideas de Freud y su interpretación de los sueños, y esto tiraba por la borda muchos de los ideales que abanderaba una época defendida a ultranza por la razón.

Así fue como el sueño del artista pasó a encabezar la segunda parte del libro, destinada a las visiones, la brujería y los deseos ocultos. 

Pero Goya, a mi entender, un avanzado de su época, modificando por imposición la lámina de su sueño, para convertirla en capricho del artista, vio monstruos donde antes todo eran ideales. 

El sueño de la razón produce monstruos, es para mí una confirmación de que todo proceso creativo es inconsciente, ajeno a la razón e incontrolable, e intentar gobernarlo o pretender controlarlo tarde o temprano se vuelve contra uno. 




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